viernes, 31 de mayo de 2013

Cazasueños

Seguramente no envíe nunca ésta carta.
Está llena de sangre seca y de heridas mal cerradas.
Por favor, no leas ésta carta,
que está muerta
y destrozada
y no encuentra nada nuevo que contarte.
No sabrá compensarte,
ni consolarme,
ni bañar de luz tus calles.
No sabrá recitarte los versos
que yo llevo buscando tanto tiempo
para explicarte lo asumido que te tengo.

Y sin embargo,
quisiera descifrarte
y preguntarte si se puede mentir con los ojos.
Quisiera sonreírte
y cantarte lunas hasta que te quedases dormido.
Quisiera valer más que las sábanas
que hoy te envuelven a tí sólo
y explicarte lo que supone que existas
una vez definidos milagro y poesía con tu nombre.
Podría acompañarte
siempre que pasases por debajo del cielo
y evitar la decadencia en tu piel.

Por favor, no rompas ésta carta.
Por una vez busca no salvarte.
Ya que has sido el eje del pasado,
de los instantes reventados,
dueño de la tinta que inunda mis entrañas,
de recuerdos congelados.
Ya que encuentro la vida en tus ojos,
y la gracia del mundo cuando ríes.
Ya que eres la paz más etérea,
la sombra de algo que nunca fue del todo.
Ya que eres el relieve que me hace,
las manchas que me surgen,
y la aguja que me crea.

Píntame el mundo de un color claro,
de horas sin sombras,
de guerras sin muertes,
de versos sin fecha.

viernes, 24 de mayo de 2013

Te siento sin quererlo

Te siento sin querer.
Ya no puedo aguantarte,
pesas demasiado en mi alma
y en mi tiempo
y en mi vida.
No puedes conmigo.
No sabes lo que es
rezarle al mundo
todo lo que escribes,
todo lo que guardas.

No puedo más contigo,
te has vuelto inevitable.
Te has hecho indescriptible,
te has hecho inmortal,
y no sabes lo que siento.

No sabes lo que pierdes,
y no sabes lo que gano,
pero ya nada te importa.

No sabes lo que mueves,
no sabes lo que miento,
no sabes cuanto muerdo...
Por pensar en ti...

Te has hecho intocable,
y no sabes cuanto daño
me hace no aspirarte.

Te has vuelto invencible,
en todos los aspectos,
en todas mis mitades,
en todos los rincones
de mi cuerpo.
Te has vuelto intocable,
y no sabes cuanto duele.

No sabes lo que araña
atenerse a la vida
de alguien que ya
ha olvidado donde vives
y de donde vienes.

No sabes lo que mata
sentir el maquillaje
de los besos que no valen,
y sentir en tus miradas,
sin que tu ni lo notes,
tu propio reflejo.

Hoy voy a olvidarte.
No sabes lo que siento,
de buenas a primeras,
cuando te creo inevitable,
cuando te creo indescriptible,
cuando te creo inmortal,
cuando te creo intocable...

martes, 14 de mayo de 2013

No sabes el daño que le hacen tus miradas a mi cabeza

Tú no mirabas a los ojos y a veces agachabas la cabeza. Tartamudeabas sobre hechos que quizás nunca existieron y hablabas de un futuro aparentemente seguro con las manos escondidas.
Yo te creía.
Cegada por la repugnante necedad de los perdidos y deslumbrada por lo que creí que eras. Entonces olvidé mis sueños de trapecista y me dejé llevar hacia el abismo. Atraída y seducida por lo que quería ser, me convertí en un artista de lo oscuro.
Fue ahí cuando comencé a levitar.
Demasiadas lágrimas y demasiada poca fuerza.
Demasiadas noches sin dormir. Demasiadas.
Pero aprendí la más dolorosa de las lecciones; que las mentiras sólo son mentiras.
Que las miradas que creías sinceras son en realidad instantes inventados.
Que los recuerdos son únicamente el pasado transformado de lo que añoramos y no fue.
Que los abrazos más tiernos son en realidad percepciones manipuladas del alma.
Y que el amor más tenaz y apasionado del mundo es sólo una verdad efímera.

No me gusta la poesía (María M. Bautista)

No me gusta la poesía. Creo que sólo me gustó de niña, cuando era un juego más. Pero no ahora que es lo inevitable. Ya no puede gustarme, porque me quita el sueño y ensombrece mis ojos y mis horas. Porque aparece sin que yo la busque. Ya no puede gustarme, porque la he visto en lugares terribles: la he visto en las afueras de las grandes ciudades y la he visto en la guerra y en el vértigo, en la tierra arrasada, en los barcos hundidos y en los niños enfermos, en las columnas de humo de las fábricas, en este cielo sucio y sin estrellas. Y la he visto en mi cuerpo cuando tiembla de frío.

No pasa nada (Karmelo C. Iribarren)

No pasa nada. Ella está
en un expreso con dirección
a Barcelona, y yo aquí, en mi
mesa de trabajo, escribiendo
estos versos. Hace apenas 
dos horas que se ha ido.
Mañana charlaremos por teléfono. 
Sobre la tele,
su espléndida sonrisa.
No pasa nada, como digo.
Y de repente, no sé
qué hacer con tanta soledad.

Declaración del pagafantas (Pepe Ramos)

Voy a quererte 
por amor al arte de quererte.

Voy a quererte a fondo perdido, 
en vano, en balde, en saco roto,
incluso vestida.

Voy a quererte
apestando a Benedetti y a Platón,
al modo de que son tan buenos
que parecen tontos.

Voy a quererte hasta sin querer
y voy a madrugar también
para hacerlo adrede.

Voy a quererte quieras o no quieras,
a quererte muy a pesar tuyo,
mucho más que tú a ti misma.

Voy a quererte tan bien, tan bien
que si un día, por lo que sea,
me correspondes,
me das un disgusto.